Casares vuelve a estar presente en la conmemoración del 83 aniversario del asesinato de Blas Infante
El alcalde, Pepe de Casares, la concejala de Cultura, Rocio Ruiz, y el parlamentario andaluz, Guzmán Ahumada, representan a Casares en el acto de memoria convocado por la Fundación Blas Infante en el kilómetro 4 de la antigua carretera de Carmona, donde fue fusilado a manos de las tropas franquistas en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936.
El pueblo de Casares vuelve a participar un año más en los actos en memoria del 83 aniversario del asesinato de Blas Infante que tiene lugar mañana, sábado 10 de agosto, a las 10.30 horas en el kilómetro 4 de la antigua carretera de Sevilla a Carmona, donde fue asesinado a manos de las tropas franquistas en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936.
Se trata de un acto popular, no partidista, organizado por la Fundación Blas Infante en el que intervienen investigadores y intelectuales andalucistas como Isidoro Moreno y Antonio Manuel, el nieto de Blas Infante, Javier Delmás, y miembros de la agrupación de Juan Carlos Aragón. Además de representantes institucionales, de colectivos sociales y de partidos políticos.
El municipio de Casares va a estar representado en este homenaje por el alcalde, Pepe Carrasco, la concejala de Cultura, Rocio Ruiz, el parlamentario andaluz, Guzmán Ahumada, y el coordinador de la agrupación local de IU, José Luis Herrera.
El alcalde, Pepe Carrasco va a hacer entrega de un ramo de flores ante el monolito en memora de Blas Infante para continuar reclamando la necesidad de mantener vivo el recuerdo de Blas Infante y su pensamiento para que su herencia cultural e ideológica quede viva en las generaciones futuras.
Blas Infante fue fusilado en la carretera de Sevilla a Carmona a manos de las tropas franquistas en la madrugada del 10 al 11 de agosto de 1936. Le aplicaron el llamado ‘Bando de Guerra’, pero las ideas que defendía Infante eran plenamente legales en el momento en el que fueron a por él a su casa, lo secuestraron y le pegaron dos tiros.
El franquismo lo juzgó y condenó a muerte tres años después por actos que no eran delito cuando lo mataron: lo acusaban de haber participado en las elecciones de 1932, una candidatura de “tendencia revolucionaria” a juicio de los militares. Desde el Ayuntamiento de Casares se viene reclamando desde 2010 al Tribunal Constitucional la anulación de esa sentencia.