Perteneciente a las reformas hidráulicas del siglo XVIII, la Fuente de la Plaza se acabó de construir en el año 1785, bajo el reinado de Carlos III.
Se trata del remate de una obra que, a lo largo del siglo XVIII se realiza para encauzar el agua del manantial y pozos situados en el Puerto de las Viñas, y llevarla al centro del pueblo; obra a la que pertenece también la conocida como Fuente de La Arquita, centro de distribución del agua a lo largo de dos kilómetros hasta la plaza de España.

Junto a la construcción de esta obra, Casares inicia a finales del XVIII y principios del XIX una serie de mejoras en la red pública, tanto de abastecimiento como de cloacas de aguas residuales, que aún hoy en día se conservan.

La fuente de la Plaza, de estilo neoclásico, se compone de tres cuerpos, y en su interior se conserva el odre de cerámica que distribuye el agua a los cuatro caños, cuya salida al exterior se hace por cuatro grifos que dan a cuatro piletas del mismo material que toda la obra.

El cuerpo bajo y el central están compuestos por piedras labradas de arenisca que forman cuatro volutas y cuatro toros. La parte última la componen cuatro lajas de la misma piedra rematadas por cuatro piñas sobre molduras y un casquete esférico rematado por un castillo del mismo material.

Hoy, y aunque ha sufrido varias reformas, la fuente conserva su aspecto y estructura originales, y de ella sigue brotando el agua fresca de la sierra.