Situada sobre un promontorio de la costa casareña entre el río Manilva y el Arroyo Camarate, se encuentra la Torre de la Sal o Torre del Salto de la Mora, como también es conocida. Cuenta con dos alturas, y además tiene la peculiaridad de poseer una planta cuadrada, lo que la diferencia del resto de torres que nos encontramos a lo largo de la costa. Y es que, a diferencia de éstas, la Torre de la Sal no sería una torre de vigilancia propiamente dicha.
Su cuerpo inferior es más amplio que el superior, probablemente como solución arquitectónica motivada por los empujes del edificio, y ambos están cubiertos con bóvedas octogonales vaídas sobre trompas. Hoy en día no se conserva la puerta levadiza que ordenara construir el emperador Carlos I, que daba entrada al monumento, y que viene protegida por la ladronera del terrado y la ventana abierta en la parte superior, que ahondan en su defensa, ya que se trataba de la parte más vulnerable de la edificación.
La conocemos desde el siglo XVI donde aparece integrada en el sistema oficial de torres de la marina. Parece que se trata de obra islámica y más concretamente, por su tipología, nazarí.
En 1567 viene mencionada como “…Castillo adonde el Duque de Arcos quiso poblar un lugar…” de acuerdo a orden dada por Carlos I en 1528. El Duque construiría igualmente unas salinas en sus inmediaciones de donde derivaría su nombre actual; no obstante, en 1571 aún no estaba terminada.
En la actualidad está incluida en el “Proyecto de Restauración de las Torres Vigía Históricas de la Provincia de Málaga”, fomentado por el Ministerio de Medio Ambiente, Dirección General de Costas, y que supondrá la mejora de su estado, con vistas a un futuro posible uso turístico y cultural del monumento.